
Ella le pidió que la llevara al fin de mundo,
él puso a su nombre todas las olas del mar.
Se miraron un segundo como dos desconocidos.
* * *
Hubo un accidente, se perdieron las postales,
quiso Carnavales y encontró fatalidad.
Porque todos los finales son el mismo repetido
y con tanto ruido no escucharon el final.
3 comentarios:
A mí una vez me invitaron al fin del mundo; dejé mi trabajo, mi tierra, mis amigos, lo dejé todo... pero justo antes de llegar me dieron una patada en el culo.
¿Pero sabes qué?
Lo volvería a hacer con los ojos cerrados.
Es mejor equivocarse 99 veces y acertar una que no arriesgarse nunca.
(Ahora solo me falta creerme todo lo que te digo)
Estas "conversaciones" que vos y yo tenemos son así como terapéuticas. :D
Un abrazo inmenso, señorita Aurora.
Muchos finales son dolorosos pero, afortunadamente, algunos de ellos son para bien.
Un beso, princesa.
Mi comentario también está dirigido a tí, Aníbal.
Pensad los dos en ello.
Más besos.
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