3 de septiembre de 2010

Cuéntamelo

La última vez que le vi, se puso tan insistente que no supe inventarme nada.

- Dime que te pasa, cuéntame la razón, que llevas ahí dentro.

Le miré a los ojos y meneé la cabeza sabiendo que eso sería inútil. Y también algo enfadada ¡era mi secreto! él no era prácticamente nadie, para arrebatármelo, para persuadirme a que lo compartiera, para intentar convencerme diciendo que me sentiría mejor.

¿¡Qué sabía él!? ... absolutamente nada.


Pensé contárselo para ver si así se largaba de una vez de mi vida.
No me equivoqué.

En cuanto saqué por mi boca el veneno de mi secreto escondido durante tantos lustros me besó por toda la cara, lloró y me dijo : "Tienes el cielo ganado".


Después se fue, para alivio mío y también para cerciorarme que jamás saldría aquel secreto de mi escondite, que nadie lo merecía. Y sobra decir que no me sentía mejor después de contarlo.

Sí, sí. Se fué. Lloró y se fue.

Supongo que debió pensar que con el cielo ya tenía de sobras.

2 comentarios:

llvllurciana dijo...

Pues ya ha dejado de ser un secreto.

Besos, rebonica!!

llvllurciana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.